Perseverancia

Este poema y otros de corte similar nunca han sido incluidos en mis cuadernos. No obstante, siendo 13 de enero, Día Internacional de Lucha contra la Depresión, lo comparto con ustedes… para que entendamos todos de lo terrible de esta enfermedad.

Cada noche entro a un campo de batalla.
Aunque es cierto que lo evito, es mi cita…
pero no por ello más agradable ni querida.

Cada noche soy un campo de batalla
donde contienden mil cosas inauditas
que, aunque a veces pelean entre ellas,
casi siempre con saña se dedican
a arar la tierra con garras y con fuego,
con hielo, con espinas, con sus pinzas.

Mientras yo, pobre campo de batalla,
soy máscara de horror paralizada
que de tanto gritar, casi ni grita.

Mis demonios personales se pelean
con mis miedos, peligrosas pesadillas
cuyos rostros son remiendos de personas
demacradas, satánicas, satíricas,
cargadas de unas falsas apariencias
que al final son la voz de una onírica
más terrible, menos blanca, tal vez vista
por millones de durmientes atrapados
como yo en un sueño que desgarra,
torturados como yo por un Morfeo
que es cruel y no ofrece alguna píldora.

Que, como yo, ahogadamente gritan
por una dulce arrulladora que nos salve.
Pero nunca llega al rescate, ¿se le olvida?
Quizás ande defendiendo otros que duermen,
espantando con guadañas pesadillas.

Mientras yo, pobre campo de batalla
debo ser siempre presa de mis cuitas
para así expiar alguna falta que, por olvidar,
ya se me olvida y debo sufrir continuamente.
Hasta despertar sin sudores a la vida.

Por eso, por favor, que no te extrañe
que para mí esa frase, “Buenos días”
tenga tal vez un significado diferente,
un breve margen de una paz muy relativa
para sembrar y recoger una cosecha
que en mi mente se fabrica con porfía…

Hasta que la oscuridad arribe nuevamente.
Hasta que de campo de batalla yo me vista.

–Álex Padrón, enero 2022