Cuervo
No tengo que explicarte
el por qué tú eres bella.
¿No te basta, insensata,
mi pellizco en tu oreja?
No tengo que explicarte
el por qué tú eres bella.
¿No te basta, insensata,
mi pellizco en tu oreja?
La novela de anticipación generalmente entra en la categoría de ciencia ficción distópica, pero esa regla no se cumple en todos los casos.
Abrázame a traición, si acaso sientes
que, de tanto bregar, mi alma olvida
el camino hacia el sol y la simiente,
la alegría del aullar al nuevo día.
Yo te pido me ames como sepas hacerlo:
no hay forma específica de estar preparados
para ser siempre bellos, perfectos y cándidos…
Si me ves perdido, devuélveme a Ana:
por mucho que trate de nuevo el hallarla
puede que esté roto y que eche en falta
el trozo olvidado de saber qué me pasa…
Perdona mis ausencias, pero es que no puedo
estar constantemente pendiente de tu olvido.
Porque, aunque esté aquí estoy haciendo algo
en mi mente que aún ni sé, ni puedo ya decirlo…
De buena manera y con malos modales
te has empeñado en robarme mi tiempo
cuando todo lo demás lo cedo y dono.
No eres tonta, mi vida: solo eso concedo…
Te juro: hoy, en estos tiempos —muchas veces—,
tengo pánico a la más simple fuga de palabras.
En la medida justa de lo que ya no puedo
haré lo indecible para ganar tus sueños.
Sé que es imposible, pero me sé terco
y presto a luchar con gigantes inmensos…
Mis peores rivales no están vivos,
es un hecho simple y quizás por eso
es que me aventajan con largueza
sin siquiera hacer ni un puto esfuerzo…