El lugar de mis consuelos
Mis peores rivales no están vivos,
es un hecho simple y quizás por eso
es que me aventajan con largueza
sin siquiera hacer ni un puto esfuerzo…
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Mis peores rivales no están vivos,
es un hecho simple y quizás por eso
es que me aventajan con largueza
sin siquiera hacer ni un puto esfuerzo…
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Un ángel oscuro me allana el camino
para así evitarme dolor y quebrantos.
Mi ángel porfía en hacérmelo fácil,
más riposto sin fe: presto voy andando…
Qué curioso, princesa de la almohada,
que seas ahora tú quien me porfías,
me lloras y me bailas complaciente
y sumisa, al son que yo decida…
Si de pronto este día no me has visto,
nada temas, pues yo sigo aquí contigo.
Yo habito en la lluvia o en el viento,
vigilando tu buen sueño en el postigo…
Este poema y otros de corte similar nunca han sido incluidos en mis cuadernos. No obstante, siendo 13 de enero, Día Internacional de Lucha contra la Depresión, lo comparto con ustedes… para que entendamos todos de lo terrible de esta enfermedad.
¡Vamos pronto! Que feria y payasos
nos esperan para hacer la velada
un poquito —mucho— más llevadera
que el hastío de jornadas pasadas…
Se diluye tu voz en el agua
y luego el viento, que ya no es mi amigo,
me confirma que ha muerto el perfume:
lo ha exiliado de un solo soplido…
Una vela de réquiem Leer más »
Cuando en el miel intenso de tus ojos me pierda,
no me culpes a mí: eres tú quien me llama
desde un tiempo pasado que hoy vive preso
en el presente que a diario se renueva en mi calma…
Sin mitones ni vitrales me dedico
a una ingrata tarea: moler vidrio.
Ya veremos, si al final de los finales
es valioso hacer mi vida un estropicio…
¿Es que acaso no ves, mi fierecilla terca,
mi linda fierecilla, que no puedo dejar
de curarte el alma y protegerte
ni tan siquiera solo un breve día?