Ya hemos conversado sobre la importancia de iniciar bien nuestras historias, de manera que el lector enganche con la trama y siga leyendo. No importa si es un relato o una novela: mientras más cuidado y atrayente sea el primer párrafo, aumentan las posibilidades de ganarte al lector.
Esto es particularmente especial si vas a presentar tu obra a concurso. Por mucho que tu historia sea genial y tu cierre perfecto, la inmensa mayoría de las veces el inicio de los relatos son divagaciones del autor sobre la página en blanco. Hasta que por fin encuentra la forma correcta de arrancar la historia —y los jurados nos damos cuenta de que no regresaste a repensar el inicio, para que esté a la altura del resto de la obra.
Todos los caminos deben conducir a Roma
Cuando tienes claro cómo termina tu obra y cuál es la trama, elegir el mejor comienzo puede ser una tarea escabrosa.
Solo a manera de ejemplo, he reunido 30 arranques de los muchos y muy diversos que te puedes inventar. Si el tuyo no puede englobarse en esta lista, felicidades: tienes un comienzo realmente original y muy probablemente me dejes intrigado (o uno tan soso o bizarro que tus lectores desistan en la primera línea).
Si no, pues no pasa nada. Muchas obras maestras de la literatura comienzan más o menos con estas situaciones. Solo intenta no tomar atajos y sé original en la forma de abordarlos. No olvides tampoco que desde el inicio de la historia el lector debe tener claro quién y cómo es el personaje principal y cuál es el problema al que se enfrenta. Es peligroso dejarse llevar en el inicio y perder esta meta de tu perspectiva.
30 formas de iniciar un relato
- El comienzo o la mitad de un desastre. El incidente lo pones tú: un bombardeo, un accidente de avión, un tornado…
- Se descubre un cadáver.
- La llegada de un avión, barco o tren. El personaje podría estar a bordo, o podría estar esperando a alguien que viene en él.
- La llegada de una carta, correo electrónico o paquete.
- La muerte de alguien en la familia o la comunidad.
- Las secuelas de un desastre.
- Mi nombre es…: muy a lo Moby Dick de Herman Melville.
- Un beso.
- Un despertador zumbando. (No es el más imaginativo, pero puede que lo logres hacer funcionar).
- Un juicio en una sala de audiencias. O una intervención familiar: lo que más se ajuste a tu historia.
- Un momento dramático in media res o al final de la historia. Este es uno de mis favoritos y lo he trabajado bastante en la saga de Carlen.
- Un personaje cometiendo un crimen. Da igual si es el protagonista o el antagonista.
- Un personaje enseñando a otro cómo hacer algo. Muy a lo buen doctor Asimov, pero ayuda a que el lector reciba las cargas frontales.
- Un personaje o personajes completando una tarea. Podría ser un trabajo inusual o sorprendente, o uno más común pero que tenga algún significado emocional.
- Un personaje o personajes vistiéndose, afeitándose, maquillándose o peinándose: ya sé que no es el más imaginativo, pero hay buenas historias que empiezan así.
- Un personaje principal conoce a alguien nuevo e importante en la trama.
- Un personaje principal en el hospital.
- Un personaje principal en una situación frustrante.
- Un personaje principal en una situación incómoda o vergonzosa.
- Un personaje principal en una situación triunfal. Esto presagia que luego harás llover desdichas sobre su cabeza (recuerda a Los mercaderes del espacio” de Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth).
- Un personaje principal que claramente está en un gran problema. Esto hace que los lectores empaticen con él/ella de inmediato.
- Un personaje principal que declara que está en un gran problema. Que no es lo mismo que el arranque anterior, pero casi es igual. Ese gran problema puede ser real o ficticio, claro está.
- Un personaje principal que se encuentra con un objeto significativo. Podría ser una fotografía que pretendía olvidar, o una extraña reliquia mágica.
- Un personaje que se muda a un nuevo lugar.
- Un visitante que aparece en la puerta.
- Una declaración/reflexión amplia sobre la vida. Típico de Lovecraft o Poe.
- Una descripción del paisaje o del clima. Trata que la creación de la atmósfera no se prolongue demasiado.
- Una entrevista de trabajo. En ella, el lector puede puedes obtener mucha información sobre tu personaje de forma natural, y crea empatía con el entrevistado porque el lector lo compadece por estar en una situación desventajosa.
- Una escena de la calle. Tu personaje podría estar haciendo un recado o yendo a visitar a alguien. Para una novela que tiene sitio en un escenario histórico, futurista o de fantasía, esta puede ser una buena manera de establecer un sentido de lugar.
- Una pelea. El personaje puede ser parte de la pelea, o simplemente ser testigo de ella.
Y repito: estos son solo algunos arranques que puedes trabajar si no tienes claro como empezará tu historia. Si se te ocurre algún otro, déjamelo en los comentarios para que todos tengamos más opciones interesantes.
Espectacular, de mucha utilidad.