¡Buenas noticias! Más que elogio, espaldarazo
Hay días en que uno necesita de una buena noticia. Como digo en el primer capítulo de mi novela Matadero, “… ese día, va a ser hoy”.
Hay días en que uno necesita de una buena noticia. Como digo en el primer capítulo de mi novela Matadero, “… ese día, va a ser hoy”.
¿Para que yo regreso a este sordo silencio,
si una y otra vez contra mí te escudas?
¿Qué sentido tiene formular preguntas
si sé las respuestas y son siempre duras?
Sin llegar a ofender, yo quiero decirte
de qué forma y manera a mí me gustaría
hacerte el amor, sea hoy o mañana
o el resto del tiempo que dure la dicha.
En suspiro, saliendo de la noche,
comienzas cada día con la queja.
Me acusas, con los ojos encendidos,
de haberte desatado las tormentas…
Cada género literario tiene montones de lugares comunes que debemos evitar. Pero a veces es necesario recurrir a ellos de forma consciente, ya sea por el estrato de los personajes o por las actividades que realizan
Me confieso un artista sin talento
con más ganas de hacer que lo logrado.
No le falta razón a quien me acusa
de ser pobre poeta y peor bardo…
Sé que no es mi post más alegre, pero no siempre anda uno de castañuelas. Espero que no me pase y no te pase nunca. O que lo superemos sin secuelas.
Aunque disfrute —¡sibarita!— de lo bueno,
no es mi sino hacer ascos, aunque falte
esa gota de placer extraordinario,
ese toque de la magia que resalte…
No sé bien qué hacer conmigo justo ahora,
cuando vuelo tan aprisa, tan certero,
que las nubes se disipan a mis alas
y la vida me sonríe, sin quererlo.
No tolero la certeza de que marches,
y es por ello que te atrapo con palabras:
egoísta al gran cansancio de tus ojos,
vierto en ti todas mis cuitas y mis ansias…
Mi cansancio se rendía ante tu guardia
a pesar de que mis ojos lo ignorasen:
¿Cómo puedo navegar hacia los sueños
cuando esperas el consuelo de mi parte?