
He encontrado ese mástil salvador
en la ardiente turbulencia de este caos:
es su risa la que me sirve como ancla
y su voz la que me amarra los pedazos.
Ese mar arrollador, desgarra todo:
emociones, los placeres y los cánticos
llevan nombre y apellidos en su esencia,
tienen una identidad que da respaldo.
Ya no es solo un deseo a la volea,
ni un ser que va nadando entre sargazos:
es la piel que gime al viento arrebolada
son los besos prometidos hace cien años.
He encontrado un mástil que me salva
y a él voy a amarrarme con un lazo:
del ardiente color de tu mirada
pintaré cada cuaderna de mi barco.–Álex Padrón, mayo 2025