Dicen los científicos
–Álex Padrón, Los mapas del tiempo, 2019
—a mí no me crean—
que cada día los días son más largos
y la culpable es, ¡tachán!
nuestra plácida Luna.
Ya sabía de antes que era peluquera
y ondeaba las aguas para hacer las mareas.
Que debemos ocultarnos de sus rayos,
o lunáticos ser, en menor o mayor grado.
También maestra de canto y domadora de lobos,
amante de vampiros, candil de los ladrones,
queso gruyere para ratones y gatos,
y cómplice de quienes nos amamos.
Supe que tenía cara de señor
gracias a una pesadilla de Méliès
sobre un sueño de Verne.
Pensé de niño un segundo viaje
para sanar su ojo herido,
pero Neil se me adelantó
con su pequeño paso para el hombre.
Aldrin la curó, inyectándole
una bandera americana
que ondea a un viento inexistente.
Le dolió mucho, pues la ciencia dice
que los días son más largos
y la culpa es de la Luna.
¿La ofendió Pink Floyd
por cantar a su lado oscuro?
¿Fue represalia por dejar el Lunajod regado,
que aún espera allí aullándole a la Tierra?
La linda Selene,
vilipendiada su falda de lunares,
nos ahora hace los días más largos
para que soñemos menos.
¿Será que quiere una guerra de género
porque es niña y cascabelera?
A alguien teníamos que echarle la culpa
del insomnio,
del cambio del clima,
del estrés,
del terrorismo…
y de nuestra soberana tontería
que siempre debe hallar a los culpables.
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El rosario del hombre de ceniza, Editorial Primigenios 2020
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La disyuntiva de la margarita. Revista Azahar 82, 2022