Si me encuentras un día en la esquina de un sueño
no me hagas mohines, no merezco desprecios.
Al final, si allá vivo, fue que se reunieron
en asamblea de pares tus cariños y miedos
para darme un espacio, que creo merecerlo.Tal vez no era el buen día, ni era el momento
para que en la realidad nos siguiéramos viendo.
Pero eso no quita que no me crea dueño
de una breve cornisa entre el “puedo” y el “quiero”.
Malabarista terco, yo en ella me quedo.Porque créalo o no, dulce dama de ensueño
te visito también en las noches que velo
y hago fantasías con lo que ser podría,
con lo que ser yo quiero: un candil,
una manta, un hogar, ese, nuestro fuego
en que yo te consumo y tú vuelas ligero.Así que si te rondo en tus vacuos desvelos
yo te invito a que tomes mis manos al vuelo
y las hagas tocarte, y las llenes de besos,
y las claves feroces en tus nalgas y senos
mientras me cabalgas desde el sol hasta el viento.Pues no pasa nada: al final, es solo un sueño.
–Álex Padrón, abril 2022
(Aunque nada impide que los dos lo soñemos).
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El rosario del hombre de ceniza, Editorial Primigenios 2020
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La disyuntiva de la margarita. Revista Azahar 82, 2022
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