Vivo entre la huella de zapatos viejos
que marchan al son de antiguos quebrantos.
Ni voy muy deprisa, ni nunca detengo
este paso mío, que me cuesta tanto.¡Ah, cuanto se añoran los años de prisa,
las locas carreras, los desaguisados,
danzar en el aire como si la brisa
fuera ese camino que Dios me haya dado!Pero el tiempo, implacable, no entiende razones,
muy poco le importa que no haya acabado
mi feroz retozo por las carreteras,
tan llenas de escollos, que bien he sorteado.Así, poco a poco, me carga de plomos:
no quiere que brinque, ya odia los saltos.
Por ello ha ordenado diez mil agujeros
en la dura suela y en mis pies descalzos.No obstante, las ganas de andar los caminos
–Álex Padrón, abril 2022
aún permanecen, así que me marcho.
Aunque de seguro no llego primero,
no me cabe duda: llegaré despacio.
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