El sueño de todo escritor es ver su libro convertido en una realidad palpable, que pueda ser disfrutado por el mayor número de lectores posibles. ¿Su deseo secreto? Que, al mismo tiempo, su obra sea económicamente rentable y dé el sustento suficiente para dedicarle cuerpo y alma a la próxima entrega.
Ya hemos revisado dos de las vías empleadas para llegar a ese fin, la autopublicación y la publicación tradicional. ¿Cuál crees que es la más apropiada para tu caso?
¿Publicar o Autopublicar? Esa es la cuestión
La autopublicación se hace a cuenta y riesgo del autor. Este debe ocuparse de la corrección, maquetación, portada, impresión, distribución, promoción y ventas de su libro.
Tal esfuerzo requiere una gran autoestima para reunir todo el trabajo editorial en una sola persona, y apostar a sí mismo cifras que no tiene garantía de recuperar. Claro, que si tiene éxito todas las ganancias serán suyas (aunque lo más común es que use una plataforma como Amazon, que se quedará con una buena tajada del pastel). También las pérdidas, en caso contrario.
En el otro lado de la balanza está la publicación tradicional. Esta implica que una editorial se interese en la obra, le vea salida comercial y asuma entonces todos los gastos. Los procesos antes mencionados empleando a profesionales de experiencia, por lo que el autor recibirá solo un pequeño por ciento de las ganancias derivadas de la venta.
Resumiendo: por un lado, hay que hacer todo el trabajo, hay muchos gastos pero no se comparten las ganancias. Por la vía tradicional, si el editor se interesa, el autor deja en sus manos la responsabilidad y los gastos de que la obra evolucione a libro, pero solo recibe una parte de las ganancias (sin apostar nada).
Nadar entre dos aguas: la coedición
Cómo alternativa, los autores y editores pueden llegan a un acuerdo, para que ambos aprovechan las ventajas de ambos métodos.
En la coedición, el autor se involucra económicamente en la transformación de su manuscrito a producto final, compartiendo gastos con el editor. De esta forma el riesgo para la editorial se reduce y se acelera el proceso de publicación del libro, que suele depender de la planificación de los recursos existentes —y oscila entre seis meses y un año.
Ya una vez lanzada la obra, el autor ya no recibe apenas el 10% de las ganancias, sino que este porciento depende de cuánto aportó el autor a la producción de su libro, llegando en ocasiones a rondar el 25-50% de las ventas.
Para que se entienda mejor, estas son las ventajas de la coedición:
- La editorial promociona el amparo legal para proteger y vender la obra.
- La editorial realiza la corrección ortotipográfica y de estilo.
- El diseño de portada y la maquetación corre a cargo de profesionales.
- La obra se difunde y promociona a través de los canales de marketing de la editorial, que aporta además su prestigio para amparar el nombre del escritor y su obra.
- La editorial garantiza la distribución en línea de la obra.
- El autor recibe un porciento de la venta proporcional a su participación en la producción del libro.
- Los derechos sobre la explotación comercial de la obra se conservan, o se ceden por un tiempo mucho menor que en una publicación por editorial tradicional.
Por supuesto, no todo son ventajas
En modo de coedición también hay sus pegas. La primera de ellas es que rara vez la editorial que coedita pone nuestro libro esté físicamente en librerías, sino que se limita a sus canales de distribución digital.
Puede que ofrezca al autor algunos ejemplares de cortesía o la posibilidad de comprar un lote físico, pero en este caso el autor debe distribuirlos y adquirirlos tal como lo haría si hiciera una autopublicación.
Incluso en ese caso, la editorial no utilizará sus canales de distribución física para la venta del libro y eso incluye que tu obra no estará en ferias, presentaciones ni recibirá reseñas de medios de comunicación tradicionales.
Que una editorial ponga cartas en el asunto garantiza que al final del proceso se obtenga un libro limpio de errores, bien maquetado, con una portada atractiva, que reciba promoción y se venda. Por supuesto, un autor que decida autopublicar podría contratar todos esos servicios por separado a terceros, pero en ese caso él será el responsable de la unicidad del libro. También los costes de los especialistas por separado suelen ser mucho más altos que los paquetes editoriales de coedición, que incluyen además el asesoramiento y amparo legal.
Pero tal como están las cosas, la coedición tiene una pega oculta: las empresas que se dedican a esta forma editorial suelen aceptar TODOS los pedidos que reciben, sin tener un criterio de selección de los manuscritos. Para ellas no importa en realidad si las obras venden o no, pues su objetivo está centrado en los servicios que provee al autor.
Por ponértelo más claro, se orientan a tu dinero. No todo lo que brilla es oro en la coedición.
Consejos para ir al seguro
En lo personal, prefiero enfrentar los rigores de la publicación tradicional. Es cierto que pocas veces se logra saltar la barrera del editor a ultranza, pero lograrlo implica que mi obra tiene la calidad para convertirse en un producto que puede llegar a una amplia audiencia.
Uno de los motivos más usuales de rechazo por una editorial no es la mala calidad de la obra, sino una revisión muy somera por parte de los clasificadores. Una editorial tradicional recibe mensualmente decenas sino cientos de manuscritos, a los que debe dar una respuesta en un plazo no superior a los tres meses. Es entonces normal que una buena obra no pase este filtro, porque la editorial tradicional solo puede apostar por un número limitado de libros a publicar anualmente.
¿Hay entonces alguna forma que la editorial preste atención especial a tu obra? Pues sí. Existen editoriales que, además del método tradicional, dan servicios de coedición pero usan criterios de selección estrictos para no desprestigiar su fondo editorial.
La principal ventaja está en que, una vez que empiezas a trabajar con ellas en forma de coedición, recibes todos los privilegios de un autor amparado por esa editorial, incluyendo la impresión, distribución y ventas de libros físicos.
El poder del informe de lectura
Este tipo de relación comercial comienza con la solicitud de un informe de lectura de pago. Este servicio implica que tu manuscrito no será rechazado sin explicaciones, sino que se elaborará un documento detallado que refleja las debilidades y fortalezas de la obra. O sea, que el revisor (que es el mismo que selecciona las obras de la editorial) deberá estudiar el manuscrito a fondo y emitir un criterio sobre él.
Aquí pueden darse tres escenarios, todos convenientes para el autor.
El primero es que la obra se rechace, pero luego de la decepción inicial tendrás una informe detallado desde la perspectiva editorial de porque tu manuscrito no puede convertirse en un producto. A menos que lo pagues, esto jamás se proporciona, así que puedes regresar a él y subsanar los errores que ha visto un par de ojos frescos y expertos.
Puede que el informe de lectura sea positivo, porque tu obra tiene la calidad requerida para haber pasado el proceso de revisión sin demasiados cambios. O sea, que si no hubieses pedido un informe, igual te hubieran aceptado el manuscrito para su publicación tradicional.
Se puede alegar que habrás perdido tu dinero, pero lo cierto es que lo has invertido en que el foco editorial se fijase en ti. En dependencia del contrato que se te ofrezca, el importe de este informe exitoso se te puede hasta retribuir, ya sea en el adelanto de pago o dándote más porciento en las ventas.
La tercera opción es la aprobación para coedición, con todas las ventajas mencionadas anteriormente más la celeridad y el compromiso de la editorial de que tu obra se transforme en un producto ventajoso para ambos.
¿Cuánto se está involucrando la editorial de coedición?
Como autor en coedición, recuerda que la editorial se ha comprometido en ofrecerte un servicio de pago. Estás entonces en tu derecho de recibir y exigir que tu opinión sea respetada y los plazos pactados en el contrato, cumplidos.
Por desgracia, muchas de estas editoriales hacen poco más que poner tu obra en una plantilla de maqueta, y cobrar por una corrección editorial superficial o inexistente. Revisa cuidadosamente todo el material que se te entrega y expresa tu descontento ante lo que no veas bien. De la misma forma, puedes involucrarte directamente en la concepción y diseño de la portada de tu libro: estar pagando un servicio te exime de quedar a merced del criterio de los editores.
La coedición no es cerrar los ojos y dejar que el otro haga el trabajo sucio, sino se espera que te involucres —y disfrutes— el proceso de edición. No obstante, un consejo final: aunque tengas decisión sobre muchos aspectos, escucha siempre el criterio de tu coeditor, desde el respeto de saber que es un profesional. Aprende de él, y verás cómo el parto de tu siguiente obra es mucho más fácil, sea cual sea el método de edición que elijas.
Muy bueno, me pregunto si para formatos más cortos como el cuento se aplica de la misma manera todo esto que explicas. Si fuera el caso,¿son más baratos porque son más breves?Me gustaría ser activo en la promoción de mis relatos cortos sin tener que esperar a ser incluido en una antologia.Gracias.