Nunca quise admitirlo, pero hace años me he preguntado cómo sería.
Yo, una gente tan seria, con una trayectoria intachable… cada noche veía desde la ventana de mi casa que da al parque tantos muchachitos disfrutándolo, (de esos de pantalones caídos y pelos de colores) …que, tengo que confesarlo, volvió a picarme la curiosidad que sentía hace ya bastante.
Por lo menos, esperé hasta el retiro. Si alguien quiere señalarme con el dedo, que lo haga ahora que ya no me importa: otro tendrá que cuidarse el prestigio. Puede que todavía haya una ceja levantada y uno de esos murmullos maliciosos de “con lo viejo que está, nunca pensé que le diera por eso”.
Pero, carajo, está bueno ya de tanto ensayar delante del espejo, a pestillo pasado para que mi Matilda no llore viéndome contonear las caderas. Si tengo que poner las nalgas, ¡pues sea! Porque yo no me voy a morir sin darme el gustazo de saber que se siente.
Y, si me gusta, voy a repetir todos los días, junto a esos jovencitos de pelos pintados y pantalones a medio culo.
¡Que salga el sol por donde salga!
Hoy van a salir del closet, queridos míos. Ustedes y yo, nos vamos a patinar.
Aunque no triunfó como minicuento al concurso que lo envié, al publicarlo en redes sociales fue un exitazo… cientos de Likes, decenas de comentarios felicitándome por mi valentía y decisión… lo cuál demuestra que no todo el mundo lee hasta el final 😈.