El credo del chatarrero

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Aunque disfrute —¡sibarita!— de lo bueno,
no es mi sino hacer ascos, aunque falte
esa gota de placer extraordinario,
ese toque de la magia que resalte.

Como todos, me extasío en lo perfecto,
pero no será razón de relajarme:
si las rosas no son rojas e impolutas,
aun así, tienen derecho a perfumarme.

Al final, cuando se espera lo exquisito
se soslayan las aristas más amables:
lo perfecto es lo enemigo de lo bueno,
y la vida, colección de bocacalles.

Usaré todas las trabas que me pongan,
cada piedra que me lancen los cobardes,
para que de roca y tabla, mi castillo
se levante a pesar de los pesares.

Cuando venga, pues, el pase de revista
habrá más de que gritar y criticarme.
Pero al menos habré hecho lo que pude,
y de vago no podrá nadie tildarme.

Si llegase lo perfecto, ¡bienvenido!
pero dile a lo que es noble que se afiance.
Si trabajo con las armas que me dieron
con amor, puedo hacer cosas relevantes.

–Álex Padrón, mayo 2022.

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3 comentarios en “El credo del chatarrero”

  1. Pues sí, la perfección es un fin, pero nunca debería ser el camino.
    De los errores, las fealdades o los desastres pueden nacer las cosas más bellas. El amor es una de las mejores herramientas para ello.
    Precioso poema, un Abrazo.

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