Campana

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Aquí estoy, cual campana repetida,
presta siempre a tañer en cuerpo y alma:
bien es cierto que resueno para todos
aunque espere acortarnos las distancias.

Es así que me intento de a diario
mejorar y que mi voz sea la más alta:
si no es pura, esa es culpa de las grietas
que recorren mi estructura avejentada.

Aun así, no me canso de intentarlo
porque rota no es señal de retirada:
te recuerdo que es de bronce mi cariño
y de acero el badajo que me calza.

Es entonces que te llamo nuevamente:
si es a misa o a rebato, a tus anchas,
puedes siempre decidir el no escucharme
y pasar del carrillón de mis palabras.

Así pues, yo quedaré en mi campanario
a criarme las palomas y las ratas,
a servir de refugio a los murciélagos
que me habitan, con ideas muy extrañas.

Pero voy a levantarme nuevamente
y me haré un café en las mañanas,
y mi voz volverá hoy a buscarte
para ser, para siempre, tu campana.

–Álex Padrón, noviembre 2023

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La disyuntiva de la margarita. Revista Azahar 82, 2022

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