Preparamos la invasión durante muchas décadas, siglos incluso. Los mejores guerreros, las naves mejor artilladas, los estrategas más valiosos. Teníamos que conquistar y vencer.
Las previsiones de los augures se cumplieron: hubo resistencia, pero desorganizada y patética. Era lógico porque la naturaleza de los humanos es traicionera y primitiva. Nunca tendrían la disciplina de nuestra raza colmena.
No obstante, usaron la traición como su fuerza: reinamos ahora sobre una Tierra en cenizas. Mientras, ellos marchan en nuestra flota robada a un planeta que ya no tiene sus mejores guerreros, ni sus naves mejor artilladas, ni sus estrategas más valiosos.
Publicado originalmente en Taller 9, de Sergio Gaut vel Hartman.
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