Crisol de las mañanas y la tarde

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Crisol de las mañanas y la tarde

Restaurando el corazón —te soy sincero—
no soy hábil, pues carezco de las artes
que merece tal empeño y yo me pierdo
en las muchas maneras de adorarte.

Trataré de refrenarme en mis deseos,
y no creas que es temor: no soy cobarde.
Simplemente me preocupa no ser tierno,
o perfecto, o que vayas a olvidarme.

Yo no sé si esta forma sea la buena,
si mejor sea romper —que restaurarte—
esos trozos de ternura entre cristales
y molerlos finamente, hasta que sangren.

Con la arena que resulte haría una pira,
añadiéndole las  ganas de quemarme,
de quebrarme de una vez así, contigo,
como leña en el crisol de los amantes.

No lo dudo: al verternos en un molde
surgirían muchas dudas, disparates…
pero al menos, ese ser que resultara,
sería eterno, más feliz e irremplazable.

Álex Padrón, Febrero 2021

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1 comentario en “Crisol de las mañanas y la tarde”

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