
No sabes lo que aprecio y te agradezco
cada golpe de tierra, señor sepulturero:
a veces de reverso, a veces porque toca,
yo todos los quiero y todos los merezco.A esta altura creo, no toca cuestionarse
si mi lloro repetido era blanco o negro.
Venga entonces ya pronta la mortaja
con la que de todas formas voy vistiendo.Nada vale lo sembrado en el camino,
poco importa cuánto logro y lo que tengo:
los errores y los fallos que me asisten
son tan imperdonables como inmensos.Manden pues las plañideras a cantarme
que aún le faltan más gritos a este entierro:
hagan fiesta de Cuaresma y de Walpurgis,
vengan, dancen, bailen libres en mi féretro.Regálame de esa tierra, señor enterrador
para que cada palada me sirva de sustento
y poco a poco erijan, unidas en un reto
de fango una montaña, un rudo monumento.Un monte alto y firme, creado con esfuerzo,
–Álex Padrón, abril 2022
con mucha sangre, ganas y un poco de talento.
Para que desde la cima no escuche los ladridos.
Para que de alguien oiga: “te admiro y te respeto”.
Bueno, no lo diré.