El vigía y la torre

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(del más humilde de tus enanos)

Aunque sea de muy lejos y escondido
me complace verte fuerte y caminando:
por fortuna no se apagan los latidos
de tus pies, que las penas van pisando.

Si lamento hoy no ser de más ayuda,
egoísta bien sería mi reclamo:
orgulloso me complace que tú sola
seas bastante para erguirte sobre el vado.

Sé muy bien de tu fuerza y tu valía:
cuando nadie te creía, yo te avalo.
Es por ello que, aunque oculto y misterioso,
cada vez que bien avanzas, yo te aplaudo.

Y no temas si un mal día trastabillas:
si te sientes caer, toma mi brazo.
Si me piensas, de seguro yo regreso.
Si me llamas, yo te pongo a buen recaudo.

No es mi sino el de ser condescendiente,
ni es mi karma el estar siempre vigilando:
solo digo que si un día te hago falta
con confianza tú me llamas y yo marcho.

–Álex Padrón, enero 2023

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