Oscuridad y luciérnagas

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Sucumbo a mi oscuridad a cuenta y riesgo,
a sabiendas que es un viaje de una vía.
¿No ha sido esa siempre mi divisa?
¿Es que ahora de mi ser renegaría?

Poco a más voy derivando a las tinieblas,
sabedor que hoy no hay ángel que reciba
en portón dorado mis lamentos,
en manto plateado mis desdichas.

Aun así, me siento al tiempo millonario
pues jugué con gracia a la ruleta de la vida:
amé bien, dejé una estirpe, y cosas bellas
en la balanza, con hilos de aventura.

Mas a mí, las cosas rápidas me eluden
y agradezco que así sea, pues me ayuda
a saborear lo que logro con esfuerzo
que hace más importante lo que viva.

Por eso, si he de aceptar la noche eterna,
llamaré a compañeros que me cubran:
vengan pronto, demonios y luciérnagas,
no les temo, no importa lo que sufra.

Más miedo me da vivir hoy en la locura
de hacer ronda a una tumba destapada,
de perderme en devaneos incesantes,
de negar una muerte que es segura.

Álex Padrón, Mayo 2021

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