Protegido: La caza de la Escuadra Negra (VI)
No hay extracto porque es una entrada protegida.
No hay extracto porque es una entrada protegida.
Se diluye tu voz en el agua
y luego el viento, que ya no es mi amigo,
me confirma que ha muerto el perfume:
lo ha exiliado de un solo soplido…
Hay muchas y muy variadas razones para no escribir, pero todas son malas excusas para victimizarse.
No hay extracto porque es una entrada protegida.
Esta serie de artículos sobre finales en literatura concluye con la máxima: «Dale al lector lo que quiere, pero de forma que no se lo espere».
Sigo hallándote, en todo y a diario:
en las rosas, en el camino, en la alacena,
en los rostros que me cruzo por las calles,
en el cielo, si la luna centellea…
Eres fuego, eres sal, eres arena,
amapola que no marcha con el tiempo,
pero ¿acaso tú mereces que te deje
sola y triste en el abismo del lamento?
Aunque traten, no pueden conmigo
las desgracias, que tanto quisieran
que me rinda y anegue mis pasos,
que me hunda y de la vida reniegue…
Si no he sido suficiente, mala mía.
No pretendo del invierno ser la escarcha,
sino aguja que acaricie tus pupilas,
sino arrullo que retumbe en tu mirada…
El principio KISS, muy conocido en el diseño, es perfectamente aplicable a la literatura en combinación con la navaja de Occam.