De cómo un escritor afronta las críticas (sin perder los estribos)

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¿Aceptas bien las críticas a tu obra, o eres de los escritores que pierden los estribos? He aquí 6 consejos que te ayudarán.

Como escritores, siempre reaccionamos mal a las críticas nuestra obra. El primer paso para saber que tenemos un problema es reconocerlo, así que a confesar sin que de pena: por mucho que se agradezca en público y en privado una crítica, cualquier señalamiento nos duele.

Nos lo tomamos a pecho y no hay nada de malo en ello. Una obra literaria equivale a muchas horas de esfuerzo y trabajo sobre el papel (en el sentido literal o metafórico) para plasmar esa historia en nuestra cabeza lo mejor posible.

Así que, cuando lo mejor no es exactamente lo que el lector espera de nosotros, nos molestamos. Meterse con nuestros niños es retarnos directamente, porque acá no se le pueden achacar los defectos al legado genético de la pareja.

¡Hijo mío de mi corazón!

Nuestras obras son nuestros hijos, con períodos variables de incubación. A veces son décadas de llevarlos en la cabeza, goteando de a poco sobre el papel. En ocasiones, se paren en cuestión de horas o días —según sea la extensión de la historia— en un rapto creativo que fluye como un torrente.

Pero nuestro hijo así gestado no se le presenta a los extraños así sin más. Primero hay que pulirlos y acicalarlos como niño a primera comunión. El manuscrito original, ese primer borrador del que pocos conocerán su existencia, pasa por horas de reescritura y depuración. No hay fórmulas mágicas acá: en dependencia de cada autor, el manuscrito ganará o perderá peso, en aras de que quede, para nuestro punto de vista, perfecto.

Llegado este punto, ¡claro que sentimos un apego especial por nuestra última producción literaria! Tan cercana la sentimos, que cualquier crítica que reciba la sentiremos como un ataque a nuestra persona y nuestro talento.

Es que una obra, incluso si está lejos de ser un Mary Sue, es el reflejo de la imaginación, la pericia y los sentimientos de su autor. Y, amigo mío, por mucha experiencia que tengas y talento que derroches, no eres perfecto.

Por lo tanto, tu obra tampoco lo es.

Quién no oye consejos…

… No llega a viejo. Y quién no recibe críticas de su obra, no es capaz de mejorarla.

Ten en cuenta que ya has hecho todo lo que está a tu alcance durante el proceso de revisión y reescritura. Los errores que podías detectar —tanto de gramática como de estructura, trama y estilo— ya están corregidos, pero hay muchos, muchos más que solo puede ver alguien que se enfrenta por primera vez con la historia.

Así que entregas el manuscrito a tus lectores cero —familiares, amigos y otros escritores de confianza conque compartes manuscritos— a la (secreta) espera de alabanzas. Hasta te atreves de lanzárselo a tu editor de turno, a ver si pica.

Desesperas mientras ellos recorren el borrador. Te enfadas cuando llegan las críticas. Obvio, no han entendido lo que quisiste decir. Pero antes de perder los estribos y lanzarte adarga en brazo a defender lo que has escrito, deberías respirar hondo y repetir como un mantra los siguientes consejos:

6 consejos para aprovechar las críticas

No le hagas caso a tu ego

Todos tienen derecho a expresar su opinión y esta puede diferir de lo que tú piensas. Muy en especial, si eres tú mismo quién ha expuesto la obra a estas personas (oral, en manuscrito e incluso como obra publicada).

Más en específico, si has solicitado opiniones a lectores cero o editores, debes tragarte tu ego y recibir lo que pediste con total humildad. Reflexiona que del consenso de opiniones puedes sacar una valoración valiosa de aquellas partes que no han quedado claras, ni lo estarán para los lectores cuando tu trabajo se haga público.

No recibas críticas si no estás preparado

Si no te sientes bien —o estás ansioso, estresado o agotado—, no pidas ni recibas críticas. Por muy constructivas que estas sean, solo van a incrementar tu carga mental. Si tienes que esperar a estar de mejor ánimo para ser criticado, pues se espera. De otra forma te vas a poner de forma inconsciente a la defensiva, y nada bueno puede salir de ahí.

Trátate con suavidad

Puede que seas de los autores que no agrede a quién te critica, sino que caes en una espiral de auto flagelación por cada error que hayas cometido. Todos nos equivocamos, y los escritores más aún, porque narramos historias con la convicción de que les interesarán a nuestro público.

No siempre vas a encontrar a la primera la guisa idónea de contar una historia, pero puedes aproximarte a la narración perfecta con aproximaciones sucesivas a la verdad. Así que en lugar de penar por tu falta de pericia, acepta las críticas, pon manos y lápices a la obra y lima las asperezas de tu manuscrito.

Cometer errores no te hace un fracasado. Tirar la toalla sin enmendarlos, sí.

Procesa bien las críticas

La primera reacción ante la crítica —si lo sabré yo— es emotiva: querrás hablar con quién te critica para defender tu obra. No lo hagas. Nunca. Ten en mente que una vez publicada la obra no va a tener tu número de teléfono al dorso para que puedas explicarla a tu lector: si el manuscrito no es capaz de explicarse por sí solo, está fallando.

Tampoco empieces a hacer cambios en tu obra al calor de una crítica. Parte del oficio del escritor es rumiar la información disponible, así que date un margen de tiempo —una semana estaría bien— para encontrar en frío la forma de sortear el escollo.

Pregunta sin pena

Se contradice un poco con la afirmación anterior, pero no es lo mismo defender a tu hijo apaleado que acercarse al profesor para preguntar dónde falló tu nene. En un final, quienes critican de manera tan acertada que llega a dolerte tienen un criterio claro y, posiblemente, una solución a tu dilema. Si el crítico es un escritor de más experiencia o un editor, en vez de cerrarte en banda, trágate tu orgullo y escucha sus consejos.

Puede que en el futuro revises el trabajo de otro escritor menos experimentado. En ese caso es muy probable que te sientas bien señalando sus desaciertos, y mucho mejor cuando veas que te han tenido en cuenta para bien de la historia.

No te agobies con las críticas

Ten en mente que ese manuscrito es TU obra, así que no tienes que seguir a pie juntillas todas y cada una de las críticas que reciba. Todas son valiosas, sí, y todas deben ser meditadas con detalle. Pero puedes desoírlas si no quieres modificar lo que has hecho.

Esta decisión también se pondera con el peso de aquel que ha criticado. Si quien te señala los errores es tu editor, debes hablarlo con él largo y tendido, porque su opinión está avalada por su conocimiento del mercado y experiencia profesional.

Puede que te convenza, acepte que te mantengas en tus treses o sencillamente decida que las diferencias entre opiniones son irreconciliables. En este último caso habrá que buscar otro editor. Y tan amigos como siempre.

Te dejo, que tengo que ir a leer mi último cuento a un taller literario. Así que pido a Dios la serenidad para aceptar las críticas buenas, la paciencia para no saltar ante las injustas y la sabiduría para reconocer la diferencia.

Espero que estos consejos te sean útiles. Pero recuerda: no tienes que recorrer el camino del escritor tú solo. Puedes contactarme si deseas ayuda con tu obra, o solicitar los servicios que te ofrezco más abajo:

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6 comentarios en “De cómo un escritor afronta las críticas (sin perder los estribos)”

  1. Al final, los escritores no podemos evitar quejarnos, aunque sepamos gestionar el sentimiento. En nuestro fuero interno siempre queda esa llama perturbadora. Personalmente, no creo en los lectores cero. Es un foro en que la gente opina gratis y, al final, les importa muy poco tu manuscrito. Lógicamente hay excepciones, pero es así.

    Yo creo que todo consiste en distanciarse. El escritor depositando en ‘el pudridero’ su manuscrito acabado para regresar tres meses después y corregir. En el distanciamiento de solicitar un informe de lectura pagado. En el distanciamiento de un informe editorial también pagado. Lo demás son pajas mentales.

    Desde luego, si esos informes pagados no son favorables, NO HAY EXCUSAS, el manuscrito no es bueno. Lamentarse o desesperarse por esos informes no lleva a ningún lugar. Nada te impide seguir escribiendo y disfrutar de escribir sin pedir nada a cambio. No eres un buen escritor, pero te lo pasas de rechupete y si, encima, tienes una claque de muchachitas alabándote, pues mira qué bien.

    Otra cosa que también es muy importante es estudiar los múltiples manuales y cursos de escritores consagrados. No todos los manuales serán buenos, algunos aportarán poco y otros serán auténticas biblias, pero hay que invertir en educación. Igual con los cursos. Al final del día, seguro que algo aprendes de todos. Lo que está claro, en mi opinión, es que si no estudias y te preparas, poco vas a avanzar. Por mucho que le den un escoplo y un martillo a una persona, jamás tallará una estatua de mármol si no le enseñan.

    Leer a reconocidos autores es importante. No los best-sellers esos tan populares, sino aquellos que dicen cosas por muy densos que sean. Esa profundidad abre la mente de par en par y tampoco hay que imitar su estilo. Por otra parte, leer tratados de filosofía, por ejemplo, abre mucho la mente y la perspectiva sobre los seres humanos. Al individuo de nuestro hemisferio occidental lo han influenciado el pensamiento helenístico, el derecho romano y la moral judeocristiana desde el principio de los tiempos. Marx y Engels son de apenas hace cien años. En tiempos históricos y de pensamiento filosófico, una aguja en un pajar.

    Si obviamos todo esto, lo más seguro es que continuemos mortificándonos porque recibimos críticas de los demás. Creo sinceramente que los que queremos dedicarnos a esto tendremos que esforzarnos en seguir estos pasos y dejar el lustre y el brillo para los prepotentes. Puede, tal vez, que dejando de promocionarnos (no me refiero al marketing de nuestros libros, sino como personas) sea la clave para que la gente venga a nosotros y nos promocionen.

  2. Interesantísimo artículo y maravillosos consejos.
    La verdad es que el punto medio está la virtud, eso dicen ¿no? Ni tienes que abandonar porque te critiquen negativamente, ni tampoco endiosarte por lo contrario. Creo que la única forma de aprender, esa es mi etapa actual y por mucho, es que tus escritos pasen por otros ojos, otros gustos y otras opiniones. Es fundamental.
    De todas formas, ya sabemos el desequilibrio entre la creatividad y los gustos. No tienen por qué ir parejos. De todo se aprende.
    Gracias por todos los consejos, son de gran ayuda. Un abrazo.

    1. Pues sí, amigo mío. Y soy de esos lectores difíciles, de los que va a por todas con la navaja entre los dientes para afeitarme los pelos de la lengua. Desde muy verde en la escritura me tocaron críticos mordaces, de los que aprendí (por las malas) que o ponía asunto a lo que hacía o mejor me dedicaba a estibar sacos en el puerto. Eso no me hace refractario a las críticas, pero tampoco ayudo pasando la mano en lugar de señalar lo que puede mejorarse. El terror de las peñas literarias, me dicen XD

      1. Jajaja
        Yo soy también complicadete.
        Mi mayor crítico es mi mujer y siempre le discuto sus “puntos de vista”, aunque al final suelo darme cuenta de que en ciertas cosas lleva toda la razón. Cuando no me señala nada es cuando me preocupo. 😝
        Cuestión de caracteres. 😜👍🏼

        1. Mal haces en discutir. Si tu obra no habla con su propia lengua no ha fallado el lector, sino quien la escribió. Interpretaciones, muchas, pero hay que poner asunto en esos puntos que están oscuros para los demás (por muy claros que te parezcan a ti)

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